Los adultos piensan que un niño será incapaz de "entender" un trío de Schubert o un quinteto de Schumann. Mentira, porque el niño no necesita entender nada. Simplemente se trata de que la música inocule su espíritu. -conforme crezca irá comprendiéndola mejor. Descubrirá todas las emociones que esa música es capaz de contener, o que existen en el alma del escucha y se manifiestan a través de la audición y de la música.
La mejor música para los niños es la música toda, aun la considerada más compleja. Lo peor que puede hacerse es obligar a un niño a oír música -música, no tonterías-: terminará por detestarla.
El gusto se educa. Nadie nace con buen gusto ni con mal gusto. Si desde niño se escucha música vulgar y pegajosa, toda la vida se escuchará música vulgar y pegajosa.
Las manidas formas alejan a la gente de la música. Con toda razón, a un joven común y corriente le repugnará ir a una audición de un cuarteto de cuerdas: por el peso de la ceremonia, la tradición, aquellos cuatro señores de frac, muy circunspectos; no por la música, que ni la conoce.
Lo ideal es poner música a los niños mientras juegan -en la sala, por ejemplo-, como si fuera un elemento más del juego. Que ni cuenta se den de que están escuchando las Variaciones Goldberg de Bach, el quinteto para cuarteto y viola KV 516 de Mozart, la sonata Hammerklavier de Beethoven o el Cuarteto para el fin de los tiempos de Olivier Messiaen.
Los niños juegan y el día de mañana la música les provocará reverberaciones de felicidad y paz. Ya nunca podrán separar su corazón de la música.
Una forma en que los niños Oaxaqueños pueden acercarse a la música, es contarles vidas de músicos. Es un viejo truco. Que el niño sienta cariño por la musica de Macedonia Alcalá.
Cómo no contarle al pequeño porejemplo, que Mozart era capaz de tocar con los ojos vendados o con un paño puesto sobre el teclado.
Agradecemos a Monica Sauza de la Vega
por su colaborar con rutaceo
Imagenes: Jahaziel Hernandez Huizar
Fuente:"Con los oídos abiertos. Aproximaciones al mundo de la música"
Eusebio Ruvalcaba.
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